martes, 25 de septiembre de 2012

Los componentes básicos de los seres humanos

¿Cuales son los componentes básicos que forman al ser humano? La respuesta a esta pregunta suele comprender un estudio sobre los términos "mente", "voluntad", "cuerpo", "alma" y "espíritu". De hecho, los escritores bíblicos utilizan una amplia variedad de términos para describir los componentes elementales del ser humano.

La Biblia habla de "corazón", "mente", "riñones", "lomos", "hígado", "partes interiores" e incluso "entrañas" como componentes de las personas que contribuyen a su capacidad distintivamente humana para reaccionar ante determinadas situaciones. El hebreo utilizaría la palabra "corazón" (lev, levav) para referirse al órgano físico, pero con mayor frecuencia, en el sentido abstracto que denotaría la naturaleza interna, la mente interna o los pensamientos, los sentimientos íntimos o emociones, los impulsos profundos, e incluso la voluntad. En el Nuevo Testamento, "corazón" (kardía) también se podía referir al órgano físico, pero significa principalmente la vida interior con sus emociones, pensamientos y voluntad, así como el lugar donde habitan el Señor y el Espíritu Santo.

Los escritores del Antiguo Testamento también utilizaban el término kilyá, "riñones", para referirse a los aspectos íntimos y los secretos de la personalidad. Por ejemplo, Jeremías se lamenta ante Dios con respecto a la falta de sinceridad de sus compatriotas. "Cercano estás tu en sus bocas, pero lejos de sus riñones" (Jeremías 12:2, traducción literal). En Nuevo Testamento se usa nefroi, "riñones", una sola vez (Apocalipsis 2:23), cuando Jesús le advierte al ángel de la iglesia de Tiatira: "Todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña riñones y corazones" (literal).

Algunas veces, los escritores del Nuevo Testamento utilizaron la palabra splanjna, "entrañas" ("intestinos", 1 Juan 3:17), para referirse a la actitud de una persona. Jesús "tuvo compasión" ante la multitud (Marcos 6:34; véase también 8:2). En estos pasajes, el significado parece ser "misericordia llena de amor". En un lugar, splanjna parece ser paralelo en significado a kardía, "corazón" (2 Corintios 6:12); en otro, aparece donde esperaríamos la palabra pnéuma ("espíritu", 2 Corintios 7:15).

Los escritores del Nuevo Testamento hablaban también con frecuencia De la "mente" (nús, diánoia) y la "voluntad" (zélema, búlema, búlesis). La "mente" es la facultad de la percepción intelectual, además de la capacidad Para alcanzar juicios morales. En ciertas apariciones dentro del pensamiento Griego, la "mente" parece un concepto paralelo al término lev, "corazón", en el Antiguo Testamento. En otras ocasiones, es evidente que los griegos distinguían entre ambos (véase Marcos 12:30). En cuanto a la "voluntad", "se puede presentar la voluntad humana, o volición, por una parte, como un acto mental dirigido hacia el libre albedrío. En cambio, por otra, puede estar motivada por un anhelo que ejerce su presión desde el inconsciente". Puesto que los escritores bíblicos utilizan estos términos de maneras diversas (tal como lo hacemos nosotros en el lenguaje diario), es difícil decidir con exactitud a partir de las Escrituras dónde termina la "mente" y comienza la "voluntad".

Es evidente que muchos de los términos que hemos estudiado son algo ambiguos y, ciertamente, coinciden al menos parcialmente a veces. Ahora dirigimos nuestro estudio a los términos "cuerpo", "alma" y "espíritu". ¿Es posible incorporar todos los términos mencionados anteriormente a componentes como "alma" y "espíritu"? ¿O bien, una división así sería artificial, y lo mas que podemos esperar es una división entre lo material y lo inmaterial?

Los escritores bíblicos tenían una amplia variedad de términos entre los cuales podían escoger al referirse al "cuerpo". Los hebreos podían hablar de la "carne" (basar, sh'er); "alma" (nefesh), para referirse al cuerpo (Levítico 21:11; Números 5:2, donde el significado es el de un "cuerpo muerto"), y "fortaleza" (m’od), con el significado de la "fortaleza" de nuestro cuerpo (Deuteronomio 6:5). Los escritores del Nuevo Testamento hablaban de la "carne" (sarx, que a veces tomaba el significado del cuerpo físico), la "fortaleza" (isjs) del cuerpo (Marcos 12:30), o, mas frecuentemente, del "cuerpo" (sóma), que aparece 137 veces.

Para hablar del alma, el término principal de los hebreos era nefesh, que aparece 755 veces en el Antiguo Testamento. Lo mas frecuente es que esta palabra de amplio significado quiera decir sencillamente la "vida", el "yo" la "persona" (Josue' 2:13; 1 Reyes 19:3; Jeremías 52:28). Cuando es utilizada en este sentido amplio, nefesh describe lo que somos: somos almas, somos personas (en este sentido, no "poseemos" alma ni personalidad). A veces, nefesh se puede referir a "la voluntad o deseo" de una persona (Génesis 23:8; Deuteronomio 21:14). Sin embargo, en ocasiones toma la connotación de ese elemento que hay en los seres humanos, que posee diversos apetitos o hambres. Con este término, los escritores del Antiguo Testamento se referían al hambre física (Deuteronomio 12:20), al impulso sexual (Jeremías 2:24) y a un anhelo moral (Isaías 26:8-9). En Isaías 10:1 aparece nefesh junto con "carne" (basar), evidentemente para denotar a la persona total.

Los escritores del Nuevo Testamento utilizaron en ciento una ocasiones la palabra psyjé para describir el alma de la persona humana. En el pensamiento griego, el "alma" podía ser (1) el asiento de la vida, o la vida misma (Marcos 8:35); (2) la parte interior del ser humano, equivalente al yo, la Persona o la personalidad (la Septuaginta traduce veinticinco veces el hebreo lev, "corazón", con el término psyjé); o (3) el alma, en contraste con el cuerpo. ES probable que el vocablo psyjé, como elemento conceptual de los seres humanos, significara "visión interior, voluntad, disposición, sensaciones, poderes morales"1 (Mateo 22:37). Sin embargo, no es fácil trazar líneas claramente divisorias entre los numerosos significados de esta palabra.

Al hablar del espíritu, los hebreos usaban ruáj, un término que aparece 387 veces en el Antiguo Testamento. Aunque el significado básico de este termino es "aire en movimiento", "viento" o "aliento", ruáj también denota "toda la conciencia inmaterial del hombre" (Proverbios 16:32; Isaías 26:9). En Daniel 7:15, el ruáj se halla contenido en su "envoltura" corporal. J. B. Payne señala que tanto el nefesh como el ruáj pueden dejar el cuerpo al llegar la muerte y, sin embargo, existir en un estado separado de él (Génesis 35:18; Salmo 86:13).

Pasando al Nuevo Testamento, el término pnéuma, también con el significado básico de "viento" o "aliento", se refiere al "espíritu" del hombre o la mujer. Es ese poder que experimentan las personas como el que las relaciona "con el ámbito espiritual, el ámbito de la realidad que se halla más allá de la observaci6n ordinaria y del control humano". Es decir, que el espíritu enlaza a los seres humanos con el ámbito de lo espiritual y los ayuda en su interacción con el mismo. Sin embargo, en otros usos, cuando tiene lugar la muerte, el espíritu se marcha y el cuerpo deja de ser la expresión visible de toda la persona (Mateo 27:50; Lucas 23:46; Hechos 7:59).

Después de este breve estudio de los términos bíblicos, permanecen en pie algunas preguntas: ¿Cuales son los elementos constitutivos más básicos de los seres humanos? ¿Se podrán asimilar todos los términos estudiados dentro de las categorías de cuerpo, alma y espíritu? ¿Deberíamos hablar sólo de lo material, en oposición a lo inmaterial, o deberíamos ver a los seres humanos como una unidad y, por tanto, como indivisibles?

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